¿Enseñar o no creencias religiosas?

¿Enseñar o no creencias religiosas?

Esta es una pregunta que se hacen al interior de muchas familias y cuya respuesta puede llevar a discusiones sin fin, llevando incluso a convertir al niño en el trofeo.

Si bien no existe una respuesta exacta sobre la conveniencia o no de inducirlos para que profesen una religión, si hay claridad en la necesidad de formar al niño en valores,  educarlo para que sea un hombre de bien, más aun si se tiene en cuenta que las religiones apuntan a vivir una espiritualidad centrada en un sistema de valores. 

Claramente cada familia es libre de inculcar sus propios valores a sus hijos, hay padres que coinciden en la formación religiosa para sus hijos lo que es aceptable, sin embargo es importante revisar hasta dónde se deben forzar a los niños a realizar ciertas prácticas que conlleven a compromisos personales cuando aún no tienen la suficiente madurez para entenderlo, ni asumir la responsabilidad. 

Puede suceder también que cada padre profese una religión diferente, lo que ahonda aún más la duda sobre si es apropiado o no involucrar a los niños en la elección o libertad de credos. En este sentido, es importante señalar que los padres deben estar alineados en el modelo de crianza de su hijo, y el tema de la religión debe ser definido desde el mismo momento en el que deciden formar una familia y no esperar para generar un conflicto en presencia del niño, que al final solo va a afectarlo en su bienestar emocional. 

Los padres deben lograr una negociación basada en el respeto mutuo y orientada a fortalecer la familia; la decisión que tomen, bien que uno de los padres se convierta a la religión del otro, o la de acordar que el niño se eduque en una de las dos religiones manteniendo cada padre su propia creencia, o permitirle al niño que explore libremente  las vivencias de las dos religiones, debe ser una decisión coherente, constructiva y basada en el respeto mutuo.

Fundamental que el niño logre entender todas las religiones parten de la creencia en un ser supremo, que apuntan a vivir con valores y por ende, todas deben ser respetadas sin importar si las profesa o no.  

Los niños están en proceso de aprendizaje, de ahí la importancia de hablarles de otras religiones y de otras culturas, más aun cuando el mundo cada vez es más homogéneo en cuanto a creencias, por lo que es importante que el niño aprenda a tener una mente abierta y a respetar sin discriminar.

A medida que él vaya creciendo, fortalecerá sus creencias y pensamientos, tendrá mayor autonomía y conocimientos para elegir entre una u otra religión, o incluso elegir no seguir ninguna, lo importante es que sea un ser humano formado con ética, responsabilidad, capaz de distinguir lo que está bien y lo que no, humilde, bondadoso, capaz de perdonar, ente otros valores que se fomentan desde la niñez a través de la familia.